Las actividades que se proponen desde el centro vecinal son excusas para convivir, les dice. Se crean vínculos más allá de los talleres de relajación para niñas y niños, más allá de las plantas que crecen en el huerto, más allá de las clases de castellano para migrantes.
Como a Rosa se le rompió el brazo trasladamos el día de huerto a su casa. A eso me refiero. Estuvimos tomando té con ella toda la tarde. El huerto es, sobre todo, una excusa para vernos, para convivir, para construir, de manera colectiva otras formas de relacionarnos.
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