Se pone unas botas de goma que no aíslan del frío. Le llegan hasta la rodilla. Dos números más grandes que sus pies. Debajo calcetines gordos. Camina. El barro va adhiriéndose a las suelas. De manera desigual. Más en la suela derecha que en la izquierda. Es un barro espeso y pegajoso. Da igual por dónde pise. Todo es barro. Camina. Cada vez más lento. El barro sobre el barro resbala.
Llega a la fuente. Coge agua. Camina de regreso hasta la casa. Botas llenas de barro. Un día. Otro día. Todos los días. Casas sin agua. Fuente rodeada de barro.
Las mujeres del barrio se ponen botas de goma cada día, aunque no llueva.
Los pies de las mujeres llenos de barro.
Luego, después de muchas asambleas en las calles y de muchas manifestaciones hasta el centro de la ciudad y de juntarse (brazo con brazo) en una lucha común, consiguieron casas. Casas con agua.
La vivienda es un derecho. Dicen cuando se les pregunta cómo lo consiguieron. Y todo el barrio nos juntamos para pelear por ese derecho.
Dejar una Respuesta