La identidad en el cuidado

150 150 Entrepatios

Deja caer el cuaderno sobre la mesa, y se deja caer sobre la silla. Coge el teléfono iluminado por la farola de la calle. Le gusta la luz de la calle que entra por su ventana, en su habitación apagada. El domingo se decide la identidad del grupo, no una identidad cerrada, una identidad dialogada, que seguro que no es igual hoy que mañana. Es más un compartir aquello que les importa y quieren que les defina para no olvidarse de hablarlo, para guiar la memoria que construirán con historias compartidas.

Lee los mensajes.

Hay cierto nerviosismo, mensajes escritos que pierden los matices de la palabra, conflictos inesperados, no por que sean raros o difíciles, sino por inoportunos, aunque bien mirado, los conflictos casi siempre parecen inoportunos, al menos cuando suceden. Ya son más de 100 y se nota.

Llama, y hablan, para entenderse, como siempre, aunque ahora cuesta.

Si se pudieran contar el número de mensajes, y llamadas cruzadas de esta última semana, en cada promoción, entre las promociones, entre las personas, todos queriendo cuidar el momento, todos queriendo como siempre que nadie se sienta sola, podríamos medir lo que nos importamos, el lugar que le damos a los cuidados.

El domingo celebran que con o sin documento se reconocen como parte de una misma cosa.

 

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